Para poder hacer una evaluación
de un proceso o un contenido, es imprescindible pararse a valorar lo que
sabíamos antes de impartir dicho proceso y lo que sabemos a día de hoy. Si
contextualizamos la oración anterior, estamos intentando evaluar nuestros 4
meses estudiando Educación del Movimiento. El objetivo principal de esta
asignatura es formar a educadores competentes, que se puedan desenvolver en un
ámbito profesional, a partir de todas las experiencias vividas en clase. La
verdad es que yo durante varias semanas no conseguía ver reflejado ese objetivo
en las actividades que realizábamos e incluso en los contenidos que veíamos en
clase. Era una situación muy curiosa, pero no me terminaba de preocupar
demasiado, ya que a la gran mayoría de mis compañeros les sucedía lo mismo, y
de alguna forma tienes esa confianza en que poco a poco te vas a ir ubicando un
poco más.
Lo que realmente pasaba es que
aprendíamos conceptos a partir de los temas, o de los compañeros, pero no
éramos capaces de relacionarlos o aplicarlos a nuestro ámbito, y por eso
teníamos la sensación de no estar mejorando nada.
Lo que mejor me ha enseñado esta
asignatura, es que debemos valorar mucho más de lo que lo hacemos las
aportaciones de nuestros compañeros. Estamos acostumbrados a acudir a clase y
que casi siempre la palabra la tiene únicamente el profesor, él habla, los
demás escuchamos y sólo de lo que él dice nos podemos aprovechar. En cambio,
durante esta asignatura se le ha dado muchas veces esa palabra al alumno, y eso
ha hecho que demos mucha confianza a lo que el compañero explica, si el
profesor se la da, ¿por qué nosotros no íbamos a hacerlo? A raíz de esto, me
gustaría resaltar dos clases que realmente me han gustado y aportado mucho, una
es la clase que elegimos un fragmento del libro de Pennac y explicábamos a
nuestros compañeros el por qué de haber elegido ese y no otro, comentando
brevemente todo lo que nos llamaba la atención, me gustó mucho gracias a las
aportaciones de mis compañeros. Y la otra fue la primera vez que hicimos grupos
puzzle, esa fue la clase en la que salí con las cosas más claras de todas las
del curso, me sentía bien puesto que había sido capaz de ayudar a mis
compañeros y de entender y valorar todo lo que ellos proponían, aceptando así el
compromiso de pertenecer a ese determinado grupo, sabiendo que posteriormente
se nos haría un examen para ver si dominamos los contenidos y si hemos
trabajado bien como grupo puzzle. Todos hicimos el esfuerzo tanto individual
como grupal, y me pareció muy enriquecedor.
Como ya he comentado
anteriormente, me sentía un poco desorientada, y en esto tiene mucho que ver la
utilización de los blogs como medio de trabajo. Sinceramente, me costó mucho
creer en ello, desde el principio tenía claro que no me iba a hacer un blog y
que haría mis actividades en papel como he hecho hasta ahora. Pero poco a poco
me fui dando cuenta de que era mucho más práctico y que tenía muchas más
posibilidades de interactuar con mis compañeros y aprender de ellos. Por lo
tanto, comencé leyendo lo posts de mis compañeros, y no lo pude evitar, abrí
uno. Esta propuesta es totalmente nueva, y creo que bien empleada puede dar
muchos resultados, pero en cierto modo me parece un tanto peligrosa, puesto que
a mucha gente no le gusta compartir sus ideas o que los demás sepan su opinión
sobre cualquier tema determinado, es una decisión tan respetable como todas,
pero dentro de esta forma de llevar la
asignatura se sienten en desventaja con los demás, y esto puede llevar a una
gran desmotivación hacia ella.
Bajo mi punto de vista creo que
todos hemos aprendido, por lo menos yo he aprendido mucho en cuanto al terreno
personal, no tanto en contenidos, si no, más en cuanto a valores relacionados
como valorar la opinión y trabajo de todos o darles la importancia que merecen sea
cual sea su situación. Para mí, un buen educador tiene que tener claros todos
estos valores e intentar siempre transmitirlos y compartirlos con sus alumnos,
y que mejor forma de hacerlo que durante las clases, es una oportunidad única
que debemos aprovechar.
Durante el curso he ido de menos
a más y he conseguido salir de esa desorientación y entender el por qué de esta asignatura,
incluidos los objetivos del profesor, lo que me enorgullece profundamente. Como
nota me pondría un 7.